55 1324 1082 / 55 3888 2094
contacto@umbral.mx
 
Creando estilos de vida sanos

Nadie imaginó que yo estaba luchando contra una adicción al fentanilo

Daniela 39 años

 Todo empezó después de un accidente de auto. El dolor en la espalda era tan fuerte que el médico me recetó analgésicos opioides. Al principio los tomaba exactamente como decía la receta, pero cuando el dolor físico comenzó a bajar, el emocional no. Yo estaba pasando por una ruptura, estrés en el trabajo y una sensación de soledad que no sabía manejar. Las pastillas se convirtieron en un escape… y sin darme cuenta ya no podía estar bien sin ellas.

Con el tiempo, la dosis ya no me hacía efecto. Mi cuerpo pedía más, mi mente pedía más. Busqué otras formas de conseguirlas; me volví una experta en esconder mi consumo. En el día podía verme ‘funcionando’, pero por dentro me estaba destruyendo. Perdí amistades, bajó mi rendimiento laboral, me quedé sin energía, sin ganas, sin control. Cada intento de dejarlo era una pesadilla: temblores, sudor frío, ansiedad que me hacía sentir que me moría, un vacío enorme que no sabía cómo llenar.

Me odiaba a mí misma por no poder “simplemente dejarlo”. Pensaba que era débil. Pero hoy sé que esta droga secuestra tu cerebro y tu vida sin que te des cuenta. Tocaron fondo mis relaciones, mi salud y mi ánimo, hasta que un día mi hermana me encontró desmayada en el baño. Fue la primera vez que admití que necesitaba ayuda. Entré a terapia y a un programa de desintoxicación. No ha sido fácil; hay días buenos y días muy difíciles, pero sigo aquí, dando pasos.

Cuento mi historia porque sé que hay muchas mujeres como yo: fuertes, trabajadoras, responsables… pero cargando silenciosamente un dolor que las empuja a buscar alivio en lugares peligrosos. El fentanilo no discrimina; te atrapa sin importar tu edad, tu vida o tus circunstancias.

Si alguien que lee esto siente que está perdiendo el control, quiero que sepa dos cosas: no estás sola y pedir ayuda no te hace débil. Al contrario, es el paso más valiente que puedes dar. Yo sigo luchando, y aunque no ha sido sencillo, estoy recuperando mi vida poco a poco.