Testimonio de una niña sin pantallas

A veces mis amigas me preguntan qué hago todo el día si no veo caricaturas o no juego en el celular, pero la verdad… ¡yo me divierto un montón!

Cuando termino mis tareas, me gusta salir al patio y jugar a que soy exploradora. Agarro un palo que encontré y digo que es mi varita mágica; con ella puedo abrir puertas secretas o convertir las piedras en tesoros. También hago casitas para hormigas y les invento nombres. Mi favorita se llama “Luna” y siempre imagino que me cuenta cosas de su mundo.

Cuando juego sola, mi cabeza hace como películas, pero adentro de mí. A veces soy doctora y curo a mis peluches, otras veces soy una chef famosa y preparo sopas con hojas y flores. Cuando mi mamá me acompaña, ella siempre me deja decidir de qué vamos a jugar, y eso me hace sentir muy importante.

En la escuela mis maestras dicen que tengo mucha imaginación. Yo creo que es porque cuando no tienes pantallas, todo lo demás se vuelve más divertido. El viento, los sonidos, los juguetes, los colores… todo se siente más grande.

A mí me gusta no tener pantallas porque así puedo crear mis propias historias. No las veo… ¡las vivo! Y cada día invento una nueva.