Ludópata en retiro
"La adrenalina de ‘recuperar lo perdido’ me atrapó. Siempre pensaba: “solo esta vez más”, pero esa vez nunca era la última. Empecé a mentirle a mi familia, a pedir prestado, a endeudarme. Hubo un día que amanecí sin un peso, sin crédito y con una ansiedad que me dejó temblando. Ahí entendí que ya no tenía control.
Lo más duro fue admitirlo. Fui a terapia, entré a un grupo de apoyo y comencé a poner límites: dejé de ir a lugares de apuestas y bloqueé apps y sitios. No ha sido fácil, pero hoy llevo 3 años sin jugar. Recuperé mi vida, mis finanzas y la confianza de mi familia.
Si alguien está pasando por lo mismo, que sepa que no es debilidad pedir ayuda. La verdadera fuerza fue aceptar que necesitaba cambiar.”
|