Las redes sociales alimentaron mi obsesión con el cuerpo perfecto

"Empecé a usar Instagram cuando tenía 15 años. Al principio era divertido, seguía a mis amigas, a artistas y páginas de moda. Pero poco a poco mi muro se llenó de fotos de chicas con cuerpos muy delgados y ‘rutinas de alimentación perfecta’. Me comparaba todo el tiempo y sentía que nunca era suficiente. Eso me llevó a hacer dietas extremas y a pasar horas buscando consejos de ejercicio que en realidad no eran adecuados para mí.

A los 18 años fui diagnosticada con bulimia nerviosa. Fue una etapa muy dura, porque lo que empezó como ‘querer verme bien’ se transformó en una obsesión dañina. La presión de las redes sociales alimentó mis inseguridades y me costaba mucho dejar de consumir ese tipo de contenido.

Hoy, con ayuda profesional y el apoyo de mi familia, estoy en recuperación. Por eso creo que las nuevas medidas de Instagram son muy importantes. Si en ese entonces hubiera visto un mensaje de ayuda o un número al que llamar, tal vez me habría dado cuenta antes de que necesitaba apoyo. Ojalá estas herramientas sirvan para que otros jóvenes no lleguen a pasar por lo que yo viví."