Vivía conectado, pero desconectado de mi vid
Todo comenzó cuando tenía 18 años. Me encantaban los videojuegos, pero con el tiempo pasé de jugar un par de horas a quedarme despierto hasta las 4 o 5 de la mañana. Empecé a faltar a la universidad porque me quedaba conectado. Internet se convirtió en mi refugio: podía chatear, jugar, ver videos… todo sin moverme de mi cuarto.”
“Al principio no lo veía como un problema. Pensaba: ‘Hay gente que sale a beber todos los fines de semana, yo solo juego’. Pero poco a poco dejé de salir con amigos, de responder llamadas y hasta de comer con mi familia. Mi vida real estaba en pausa, pero mi vida online estaba más activa que nunca.”
“Mi jefe me llamó la atención varias veces por llegar tarde o por distraerme en horas de trabajo revisando foros y transmisiones en vivo. Aun así, no podía parar. Cada vez que intentaba limitarme, sentía ansiedad, como si me estuviera perdiendo algo importante en la red.”
“Un día, mi hermana me habló de un artículo sobre el ‘trastorno de uso de Internet’ y me di cuenta de que cumplía todos los síntomas: aislamiento, cambios de humor, pérdida de interés en otras actividades y problemas laborales. Aceptarlo fue duro, pero pedí ayuda.”
“Empecé terapia cognitivo-conductual y aprendí a poner horarios, a volver a salir y a reconectar con cosas que había dejado. No fue fácil, pero hoy puedo decir que Internet es una herramienta, no mi cárcel. Lo más difícil fue entender que, aunque estuviera ‘conectado’ todo el tiempo, en realidad estaba completamente desconectado de mi vida
|