Testimonio de mi distimia
«Desde hace años, he estado lidiando con una sombra constante en mi vida: la distimia. A menudo me pregunto, ¿de dónde proviene este sentimiento persistente de tristeza y desánimo? En esta reflexión, quiero compartir no solo mi historia y mis luchas internas, sino también explorar las posibles raíces de esta condición que ha afectado tanto mi vida diaria. Si alguna vez has sentido lo mismo o estás buscando respuestas sobre tus propias batallas emocionales, te invito a acompañarme en este viaje hacia la comprensión.»
Me costó mucho tiempo darme cuenta de que tenía un problema, ya que siempre pensaba que era así. Aprendí a vivir en esa sombra, como si fuera parte de mí. Como me dice la psicóloga, es tu forma de ver el mundo: creciste creyendo que sentirte triste era normal, que cuidar a los demás debía ser tu prioridad y que aburrirte o no encontrar felicidad en casi nada era simplemente parte de la vida. Pero realmente no lo es; hay algo más allá de esta pesadez constante.
Hace aproximadamente 20 años, o quizás más, decidí buscar ayuda médica. Después de varias conversaciones en las que se exploraron mis pensamientos y emociones, me diagnosticaron con distimia crónica. Aunque me recomendaron asistir a terapia con psicólogos, no sentía confianza en ellos debido a experiencias previas que no habían sido efectivas durante mi infancia. Sin embargo, esto no me detuvo; comencé a sumergirme en la lectura sobre el tema porque mi trabajo como auxiliar de enfermería implica una comprensión profunda de las personas. Siempre he tenido una gran pasión por ayudar a los demás y pensé que si lograba entenderme mejor a mí mismo y abordar mis propias dificultades emocionales, podría también comprender mejor a quienes me rodean. De este modo, podría ofrecerles un apoyo emocional auténtico y significativo, sin necesariamente seguir un enfoque psicológico formal, sino simplemente proporcionando compañía y empatía en sus momentos difíciles.