14 de October del 2025
https://www.udep.edu.pe/hoy/2025/06/el-ocio-y-la-ociosidad/
En la antigua Roma, el otium era el tiempo dedicado a las tareas del espíritu, como estudiar, filosofar, contemplar o disfrutar del arte. Sin embargo, esto se les permitía solo a los aristócratas, no a todos los habitantes. Por su parte, quienes se negaban a tener esos tiempos libres y los destinaban a otras tareas como el trabajo, el comercio o el emprendimiento, se dedicaban al negocio. Sí, el negocio era la actividad que negaba esos espacios libres para el cultivo del alma, para dedicarlos a otras tareas, digamos, productivas. Hoy en día se reclama el ocio con mayor ahínco. En su libro La sociedad del cansancio (2012), el filósofo surcoreano Byung-Chul, galardonado con el premio Príncipe de Asturias en la categoría de Comunicación y Humanidades, expuso que nos hemos convertido en esclavos de nosotros mismos. Hemos renombrado esta autoesclavitud y la llamamos éxito. Con ello disfrazamos la triste realidad de habernos convertido en seres humanos carentes de un pleno sentido de la vida. Somos personas ocupadas, sin tiempo para cosas importantes. Hemos creado una nueva categoría: el Homo weekend, que espera ansioso los fines de semana y las vacaciones anuales para acudir a un centro comercial en donde intentará entretenerse para, luego, volver a su rutina semanal del éxito prometido.
Cierto o no, exagerado o realista, el mundo contemporáneo es un espacio de agitación. Vamos de lado a lado sintiendo que hacemos cosas relevantes a cada momento como si tuviéramos la necesidad de ser reconocidos o validados socialmente por ello. Incluso, existe una expresión para denominar el temor a no estar actualizado. Los más jóvenes le llaman FOMO (Fear of Missing Out), es decir, miedo a perderse de algo que está pasando o es tendencia mundial. Pero, ¿esto debe ser así?, ¿debemos estar ocupados en cada momento?, ¿es esta la promesa del desarrollo humano? Afortunadamente, un mundo globalizado también ofrece oportunidades. Desde hace unos años se viene promoviendo la tendencia de lo slow, es decir, realizar el día a día sin el ritmo estruendoso y vertiginoso de la vorágine actual.
|