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  • Tabaquismo

13 de June del 2025

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El tabaquismo continúa siendo una de las principales causas de muerte y enfermedad a nivel mundial. Solo en Estados Unidos, aproximadamente 480 mil personas mueren anualmente debido al consumo de tabaco o la exposición al humo, y los fumadores pierden en promedio 10 años de vida en comparación con los no fumadores. Más de 150 mil adultos mayores de 35 años presentan enfermedades cardiovasculares atribuibles al tabaco, lo cual es especialmente preocupante, dado que estas enfermedades figuran entre las tres principales causas de muerte en el mundo y el tabaco es responsable del 20% de ellas.

A nivel global, más de 1,000 millones de personas consumen tabaco, aunque existen variaciones culturales y de género. Por ejemplo, el 25% de los hombres y el 5% de las mujeres en 195 países fuman diariamente. Aunque el tabaquismo está presente en todas las regiones, el 80% de los fumadores vive en países de ingresos bajos y medios, donde las políticas de control son más débiles. En países como Estados Unidos, el consumo comenzó a disminuir desde la década de 1960 gracias a campañas de concientización y regulación.

La mayoría de los fumadores usan tabaco combustible, y un número creciente combina varios productos: cigarros, pipas, tabaco sin humo y, recientemente, cigarrillos electrónicos. Aunque los e-cigarettes se promocionaron como una alternativa menos dañina, la evidencia indica que gran parte del riesgo cardiovascular persiste debido a la nicotina, que estimula el sistema nervioso simpático.

Intervención médica y tratamiento

En el contexto médico, especialmente en la atención cardiovascular, abordar el tabaquismo debe ser una prioridad equivalente al tratamiento de la hipertensión o el colesterol elevado. Aunque muchos fumadores manifiestan deseo de abandonar el hábito, la efectividad de las intervenciones varía. Es fundamental que los médicos no solo den recomendaciones, sino que participen activamente en la cesación tabáquica a través de intervenciones basadas en evidencia.

Los consejos médicos por sí solos no son suficientes. Las intervenciones psicosociales y el apoyo estructurado aumentan las tasas de abandono a 12 meses. Además, los momentos de diagnóstico de enfermedades cardiovasculares representan oportunidades clave para intervenir y, cuando sea posible, referir a programas integrales que combinen tratamiento farmacológico y psicoterapia.

Nuevas formas de consumo y el dilema del cigarro electrónico

La expansión del uso de cigarrillos electrónicos ha generado debate en la comunidad científica. Aunque pueden disminuir el uso de tabaco convencional, no están exentos de riesgos. La nicotina sigue presente y su consumo crónico puede provocar efectos cardiovasculares similares. Además, estudios en Estados Unidos sugieren que muchos usuarios de cigarrillos electrónicos terminan fumando también cigarrillos combustibles.

Proyecciones hasta 2070 indican que dejar de fumar sin recurrir al “vaping” generaría un aumento de 3.3 millones de años de vida ganados, mientras que sustituir el cigarro tradicional por e-cigarettes solo suma 2.4 millones, e incluso menos si se retoma el tabaquismo tras iniciarse en el “vaping”.

El futuro del tabaquismo: retos y pronósticos

Las predicciones sobre el consumo global de tabaco son preocupantes. Si las tendencias actuales persisten, se estima que para 2030 o 2040 habrá hasta 2 mil millones de fumadores. La industria tabacalera ha trasladado su foco a países con menores controles regulatorios, donde las políticas sanitarias son insuficientes. A pesar de los avances en la lucha contra el tabaquismo, la carga global de muerte y discapacidad seguirá en aumento, con una proyección de alcanzar un 9% de impacto global en esta década.

La exposición pasiva al humo ha disminuido en espacios públicos, pero el entorno doméstico sigue siendo un foco importante de exposición, especialmente en países en desarrollo. El tabaquismo, por su naturaleza adictiva y su penetración social, representa un reto complejo y costoso de tratar. Sin embargo, el costo de la inacción es aún mayor.

Conclusión

El tabaquismo sigue siendo una epidemia global con consecuencias devastadoras para la salud pública y los sistemas de salud, especialmente en relación con las enfermedades cardiovasculares. Aunque existen alternativas como el cigarro electrónico, la única estrategia realmente efectiva es dejar de fumar y evitar cualquier producto que contenga nicotina. Las políticas de salud pública, los profesionales médicos y la sociedad en general deben enfocarse en la prevención, el tratamiento eficaz y la erradicación del consumo de tabaco en todas sus formas.