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  • El persistente consumo de tabaco. Más que un hábito, una adicción

27 de May del 2025

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En México, el tabaquismo sigue representando un serio problema de salud pública. De acuerdo con la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), aproximadamente 14.9 millones de mexicanos continúan consumiendo tabaco. A pesar de los esfuerzos y avances legislativos y de salud pública, esta cifra evidencia que el camino hacia la erradicación del tabaquismo aún es largo.

En los últimos años, se han implementado medidas significativas para reducir el consumo de tabaco: desde la prohibición de la publicidad, el aumento de impuestos, y las campañas de prevención en espacios públicos, hasta la incorporación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en la agenda nacional. Estas acciones han tenido un impacto, pero no han sido suficientes para revertir por completo la prevalencia de este hábito.

Un enemigo silencioso pero letal

El tabaquismo es responsable de más de 8 millones de muertes al año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. De estas, alrededor de 1.3 millones son causadas por la exposición al humo ajeno. El impacto sobre la esperanza de vida y la calidad de vida es contundente, situando al tabaco como una de las principales causas prevenibles de enfermedad y muerte.

A nivel nacional, los esfuerzos para combatir este flagelo se han materializado en reformas y regulaciones, como las publicadas en el Diario Oficial de la Federación en 2022, que refuerzan la vigilancia sanitaria. Sin embargo, la industria tabacalera ha sabido adaptarse, promoviendo productos novedosos como cigarrillos con cápsulas de sabor, vapeadores y cigarrillos electrónicos, que captan especialmente la atención de los jóvenes.

¿Por qué es tan difícil dejar de fumar?

La nicotina, el principal agente adictivo del tabaco, activa el sistema de recompensa del cerebro al liberar dopamina, lo que genera placer inmediato y una fuerte dependencia. Al poco tiempo de fumar, los niveles de nicotina disminuyen, lo que genera la necesidad de volver a consumirla. Este patrón compulsivo es comparable en potencial adictivo al de sustancias como la heroína o la cocaína.

A esto se suma el síndrome de abstinencia, que puede incluir ansiedad, irritabilidad, insomnio, dolores de cabeza y otros síntomas que dificultan aún más el abandono del hábito. Aproximadamente el 32% de los consumidores inician con el tabaco antes de pasar a otras sustancias, lo que refuerza su rol como puerta de entrada a otras adicciones.

Opciones terapéuticas: de lo convencional a lo integrativo

Existen varios tratamientos para dejar de fumar, entre ellos parches, chicles, inhaladores con nicotina y medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso. Sin embargo, estos tratamientos convencionales pueden no ser suficientes para todos.

Aquí es donde cobran relevancia las Prácticas Integrativas y Complementarias en Salud (PICS), que buscan un abordaje más holístico e interdisciplinario. Estas prácticas consideran los aspectos emocionales, sociales y espirituales del paciente y han mostrado resultados prometedores en países como Brasil. No obstante, su implementación en México es aún limitada, lo que representa una oportunidad para innovar en los sistemas de atención primaria.

Una tarea colectiva

La lucha contra el tabaquismo no debe detenerse. Se requiere de una concientización constante, el fortalecimiento de políticas públicas y la apertura a nuevas estrategias terapéuticas. Además, es esencial fomentar una cultura de apoyo empático hacia quienes están intentando dejar de fumar, reconociendo que se trata de un proceso complejo que involucra múltiples dimensiones del bienestar.

En conclusión, aunque los avances son innegables, el consumo de tabaco sigue siendo uno de los hábitos más adictivos y dañinos para el organismo. Enfrentarlo requiere de voluntad política, compromiso social y apertura a enfoques más integrales que coloquen a la persona, y no solo a la enfermedad, en el centro de la atención.