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  • Hipersomnia

29 de enero del 2024

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La hipersomnia es un trastorno del sueño que se caracteriza por sufrir el paciente una somnolencia excesiva durante gran parte del día, a pesar de haber mantenido un periodo de sueño de, al menos, siete horas. Se considera una disomnia, es decir, una alteración del sueño que afecta en el horario, cantidad y calidad del sueño. En la hipersomnia la persona está somnolienta durante el día y le cuesta despertarse tras un sueño normal, que puede ser incluso de más de nueve horas, pero no siéndole reparador ni permitiéndole descansar. Se considera que alguien sufre de hipersomnia cuando el trastorno se da, al menos, durante tres veces a la semana, durante mínimo un mes (también puede ocurrir diariamente). Es un trastorno que afecta de manera importante a la persona que lo padece, disminuyendo su capacidad de rendimiento, tanto a nivel laboral, social o personal. De hecho, la persona puede sufrir “caídas” de sueño similares a las que ocurren con la narcolepsia, llegando a dormirse en situaciones de riesgo, tales como mientras se conduce. La persona que sufre hipersomnia tiene grandes dificultades para mantenerse despierto, lo que le provoca un gran deterioro funcional acompañado de fatiga, cansancio, pérdida de concentración y pérdida sensorial o problemas de movimiento, perdiendo también la atención en su entorno. Además, estos síntomas tendrán otros problemas derivados que modificarán los aspectos personales, sufriendo la persona trastornos afectivos y deterioro social y laboral. La mayor parte de personas con hipersomnia no tienen problemas para conciliar el sueño. Sin embargo, a pesar de que este es continuo, no es reparador. Los pacientes suelen tener problemas para levantarse y presentarse irritables y confusos. A lo largo del día suelen tener una sensación de somnolencia continua, donde puede haber comportamientos totalmente rutinarios y automáticos de los que la persona no llega a tener conciencia. Dicha somnolencia durante el día no suele aparecer de forma espontánea sino que va creciendo y prolongándose, sobre todo en momentos de baja actividad o estimulación. Además, cuando la persona intenta combatir la somnolencia se resiente el nivel de alerta, provocando bajos niveles de rendimiento y falta de concentración, pérdida de atención y de memoria. Las causas de la hipersomnia son mayormente desconocidas. No obstante, en la mayoría de casos suele haber trastornos o problemas subyacentes. Así, la apnea del sueño es una de las principales causas. Ocurre durante el sueño, en el momento en que la parte posterior de la garganta impide el paso normal del aire a los pulmones, lo que hace que el paciente deba hacer grandes esfuerzos para respirar. Hay tres tipos principales de apnea: Apnea obstructiva del sueño: es la más frecuente. Cuando la parte posterior de la garganta bloquea las vías respiratorias y la persona hace esfuerzo por respirar, pero no se llega a despertar. La respiración puede llegar a suspenderse cientos de veces a lo largo de la noche, en periodos de 10 segundos o más. Apnea central del sueño: es menos frecuente y se produce por el fracaso del cerebro de enviar señales a los músculos y que estos produzcan los movimientos de la respiración. Esto hace que la persona se despierte porque las contracciones de oxígeno en la sangre disminuyen de golpe. Apnea del sueño mixta, o la combinación de ambas. Hay distintos tipos de hipersomnia: Hipersomnia idiopática o primaria: las causas en este caso no son conocidas. Suele haber un descanso normal y el exceso de sueño no puede explicarse por causas orgánicas. Dentro de este tipo de hipersomnia puede incluirse el síndrome de Kleine-Levine, que es recurrente y persistente, provocando periodos de días o semanas con mucho sueño. Las personas que sufren de hipersomnia primaria o idiopática pueden dormir hasta 20 horas y seguir cansados, estando irritables, inestables y con desinhibición de impulsos, lo que les llega a la hiperfagia y la hipersexualidad. Además, pueden aparecer alucinaciones y problemas de memoria y habla. Hipersomnia secundaria: dentro de este grupo puede haber aquellas que se deben a la privación de sueño, ya sea por no haber dormido suficiente o porque este se ve interrumpido. También influyen el efecto de algunas drogas o medicamentos, o algún trastorno médico o psiquiátrico. En este caso la hipersomnia es el síntoma de la alteración, no el trastorno en sí. La hipersomnia puede ser grave en el sentido que afecta al día a día del paciente, así como en sus quehaceres laborales y sus relaciones personales. Además, los pacientes con hipersomnia pueden quedarse dormidos en momentos muy graves, peligrando su vida. Los trastornos del sueño merman mucho la calidad de vida del paciente en general, y se asocian otros problemas. La narcolepsia es el caso más grave de hipersomnia, que causa somnolencia excesiva y ataques de sueño incontrolables y frecuentes a lo largo del día, dándose cada 3-4 horas normalmente. Además, el impulso de dormir es irrefrenable e incapacita al paciente para continuar su rutina diaria. La hipersomnia solamente se puede prevenir en los casos de hipersomnia secundaria, es decir, si la excesiva somnolencia está causada por alguna causa concreta que provoque la privación del sueño, ya sea por rutina o ya sea por otros trastornos que influyan. Se evitará, pues, tratando la causa que está afectando al descanso de la persona. No obstante, los especialistas en Neurofisiología Clínica y en Medicina del Sueño hacen una serie de recomendaciones y consejos: Mantener horarios y rutinas regulares, es decir, levantarse a la misma hora y llevar a cabo las mismas tareas. Aprender a no estar siempre disponible. Es importante dedicarse tiempo a uno mismo y hacer algo que realmente nos guste. Organizar el tiempo con listas de prioridades. Hacer ejercicio físico suave, a mediodía o durante la tarde, unos tres días a la semana. Hacer breves periodos de relax, unos cinco minutos, dos veces al día.