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Te hablamos de las adicciones
  • Conducta adictiva a las redes sociales y su relación con el uso problemático del móvil

11 de diciembre del 2023

https://www.elsevier.es/es-revista-acta-investigacion-psicologica-psychological-

En los últimos años se ha investigado el uso del Internet, incluyendo cuestiones relacionadas con problemáticas sobre su uso, entre ellas la denominada adicción a Internet (Ahmadi, 2014; Cho et al., 2014; Carbonell, Fúster, Chamarro y Oberst, 2012; Kuss y Griffiths, 2011a, 2011b; Young, 1998). Se ha asociado con la pérdida de control, una reducción de actividad física, privación del sueño, mentir sobre su uso, focalización atencional, impedimento de diversificar tiempo, descuido y pérdida de interés, ansiedad e irritación por permanecer conectado y la producción de un flujo de transrealidad (Echeburúa y de Corral, 2010; Greenfield, 2009; Griffiths, 2005; Young, 1998). En el estudio de las adicciones se involucran factores biológicos, psicológicos y sociales, por lo que Griffiths (2005) propuso desde la perspectiva biopsicosocial un modelo de componentes de la adicción, donde incluye las características de prominencia, cambios de estado de ánimo, síntomas de abstinencia, conflictos y recaídas (Griffiths, Kuss y Demetrovics, 2014; Pezoa-Jares, Espinoza-Luna y Vasquez-Medina, 2012). Así es como el modelo biopsicosocial de la adicción a Internet retoma la postura de distintas perspectivas como la cognitivoconductual, habilidades sociales y sociocognitivas para complementar la explicación de la adicción a Internet (Griffiths, 2013; Turel y Serenko, 2012). La postura cognitivoconductual explica la adicción como cogniciones desadaptativas, amplificada por factores ambientales, con tendencia a adicción en ciertos individuos con algunas disposiciones psicológicas y experiencias sociales (Davis, 2001; Se-Hoon, HyoungJee, Jung-Yong y Yoori, 2016; Turel y Serenko, 2012). La teoría sociocognitiva postula que a partir de la expectativa de resultados positivos, combinado con la autoeficacia del uso de Internet y una deficiente autorregulación del adecuado uso de Internet surge la adicción (LaRose, Lin y Eastin, 2003; Turel y Serenko, 2012). Desde la perspectiva biológica se encuentra la postura neurocientífica, que ha relacionado la adicción al Internet con cambios en la conectividad neuronal y en la estructura y funcionamiento del cerebro, como la disminución de actividad dopaminérgica, encontrando algunas similitudes con otros tipos de adicciones (He, Turel y Bechara, 2017; Kuss y Griffiths, 2012; Se-Hoon et al., 2016) Se considera la conducta adictiva a redes sociales como un subtipo de adicción al Internet, compartiendo sus características enfocadas al uso de estas aplicaciones o sitios web (B?achnio, Przepiórka y Pantic, 2015). Actualmente las redes sociales son consideradas la principal actividad de Internet en México, utilizado por el 83% de internautas mexicanos, por lo que es importante distinguir su estudio (Asociación de Internet MX, 2017). Investigadores como Turel y Serenko (2012) explican la importancia de la adicción a redes sociales, desarrollando un modelo explicativo donde se toma en cuenta el tiempo dedicado, exhaustividad, placer y la edad como parte importante del hábito del uso de las redes sociales, las cuales podrían conducir desde un enganchamiento (uso no patológico) a una adicción (uso patológico). Los dispositivos móviles son los medios de acceso a las redes sociales más populares en la actualidad. Los jóvenes los han adaptado como una parte integral y extensión, aumentando así la comunicación y las relaciones sociales virtuales (Roberts, Pullig y Manolis, 2015), pero también conduciendo al uso problemático, dependencia, hábitos no seguros de uso, falta de concentración e inclusive problemas de deudas relacionados con el uso de los dispositivos (Kwon et al., 2013; Hong, Chiu y Huang, 2012; Roberts et al., 2015). Se relaciona con la dificultad para separarse del móvil, estar alerta, uso en lugares no apropiados e inclusive frente a otras personas, descuido de actividades importantes, preferir comunicarse mediante este, tenerlo cerca del lugar de descanso para usarlo a cualquier hora, así como ignorar las advertencias de uso excesivo, minimizar las consecuencias y agresividad al sentirse vulnerable con respecto a su uso (Corral, 2014). El uso del teléfono móvil y su enganchamiento representa a la persona cognitiva y conductualmente, con las características del constante pensamiento y uso, siendo similar a una adicción conductual pero sin consecuencias de patologización (Walsh, White, Cox y Young, 2011). El uso de dispositivos móviles es considerado como un posible predictor de la adicción a Internet, ya que la fácil conectividad a Internet se relaciona con el aumento del interés y uso excesivo, pudiendo generar una mayor dependencia que el uso de la computadora (Aragón, Mendoza y Márquez, 2016; Basteiro, Robles-Fernández, Juarros-Basterretxea y Pedrosa, 2013; Echeburúa y de Corral, 2010; García, 2013; Mendoza, Baena y Baena, 2015; Orsal, Orsal, Unsal y Ozalp, 2013; Se-Hoon et al., 2016. Los dispositivos de acceso a Internet en México han ido cambiando de prioridad a lo largo de los años. En la actualidad, el 90% de los internautas mexicanos son usuarios de los móviles, siendo el dispositivo más popular. Los portátiles son utilizados por el 73% y las computadoras de escritorio por el 42%, mientras que las tabletas son utilizadas por un 52% de internautas mexicanos (Asociación de Internet MX, 2017). Los adolescentes y jóvenes son los usuarios que más utilizan Internet y redes sociales, siendo el 39% de los internautas mexicanos (Asociación de Internet MX, 2017). La edad es un factor que se ha estudiado en la adicción a Internet y redes sociales, siendo los más jóvenes la población que se ha relacionado con esto, ya que son los que más uso le dan a Internet (B?achnio y Przepiorka, 2016). Los estudiantes universitarios son unas de las poblaciones donde el consumo de Internet lo han implementado en su rutina diaria, relacionándose con el estrés académico, pasatiempos limitados, mantenimiento de relaciones sociales en línea, entre otras, pudiendo ser susceptibles a efectos secundarios relacionados con la falta de control e impulsividad (Gómez et al., 2012; Lee, 2015). Por lo tanto, existe el riesgo de que puedan mostrar patrones problemáticos o adictivos (Lam, 2014, 2015; Lee, 2015; Yau et al., 2014). Aunque aún no se reconoce como un desorden establecido en la revisión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), la adicción al Internet ha sido considerada como un problema de comportamiento particular entre los adolescentes y jóvenes durante las últimas décadas (Lam, 2014, 2015) y se ha asociado con trastornos de control de impulsos, teniendo características similares al juego patológico, además de incluir al «trastorno de juegos por Internet» en la revisión más reciente del DSM-V, el cual lo identifican bajo condiciones para mayor estudio (Tonioni et al., 2014). Young (2010) menciona que apenas se está empezando a comprender el impacto y alcance del problema. Aunque el fenómeno es un tema que ha llamado la atención de investigadores, aún falta mucho por desarrollar. Por ejemplo, una de las limitantes encontradas es que se considera Facebook como sinónimo de redes sociales, desarrollándose investigaciones enfocadas solo a esta red y no realmente a las redes sociales (Griffiths, 2013). El presente estudio tiene como objetivo analizar la relación entre la conducta adictiva de las redes sociales y el uso problemático del teléfono móvil, además de la frecuencia de uso del móvil y computadora, con el fin de poder analizar en una muestra de estudiantes universitarios en México. Se espera que tengan relación con la conducta adictiva a las redes sociales y que puedan predecirla. Se reclutó una muestra de 374 participantes. La consigna era que fueran estudiantes universitarios y que estuvieran en un rango de edad entre los 18 y 24 años. El 58.6% fueron mujeres y el 41.4% hombres. La media de la edad de los participantes fue de 20.01 años (DE=1.84). El 31.8% reportó estar trabajando mientras estudiaban su carrera y el 68.2% reportó solamente estudiar. El 39% de los jóvenes reportaron estar en una relación sentimental, mientras que el 61% de los estudiantes reportaron no tener pareja por el momento. El 96% reportó estar soltero, el 2.1% en unión libre y el 1.6% casados. Respecto al uso de las redes sociales de la muestra, los participantes reportaron el WhatsApp como su red social más importante con un 54.5%, seguido de Facebook (38.2%), Youtube (2.9%), Twitter (2.7%) y otras redes (1.7%). Las horas diarias que dedican a las redes sociales es de 6.91 horas (DE=4.58). La media de la edad en que empezaron a utilizar las redes sociales fue de 13.32 años (DE=2.15). El 2.9% reportó nunca utilizar las redes sociales en la escuela, el 47.4% en algunas ocasiones y el 49.8% la mayoría del tiempo. Entre los principales usos que le dan a sus redes sociales se reportó para estar en contacto con amigos (35.6%), entretenimiento (17.6%), conversar con pareja (13.2%), mantener contacto con compañeros para asuntos académicos (10.7%) y contacto con la familia (7.4%). El cuestionario de Adicción a Redes Sociales (ARS) de Escurra y Salas (2014) es una escala que consta de 24 ítems tipo Likert con un rango de 5 puntos (de 0 «nunca» a 4 «siempre»). El instrumento está diseñado para evaluar la adicción a redes sociales en estudiantes universitarios. Según el estudio original, está conformado por 3 dimensiones: obsesión, falta de control personal y uso excesivo. Incluye ítems como «Siento gran necesidad de permanecer conectado(a) a las redes sociales» y «Me siento ansioso(a) cuando no puedo conectarme a las redes sociales». La consistencia interna total de la escala en el presente estudio es de ?=.94, por lo que se considera confiable por tener una consistencia alta. El Mobile Phone Problem Use Scale (MPPUS-10) originalmente de Bianchi y Phillips (2005) y adaptada a su versión corta por Foerster, Roser, Schoeni y Röösli (2015). La versión corta consta de 10 ítems escala Likert con un rango de 10 puntos, que van desde «No es del todo cierto» a «Extremadamente cierto». Los ítems están relacionados con la tolerancia del teléfono móvil, síndrome de abstinencia, evasión y consecuencias negativas en la vida. La escala fue adaptada al castellano por López-Fernández, Honrubia-Serrano y Freixa-Blanxart (2012). Debido a la adaptación en castellano, la redacción de los ítems fueron adaptados para una mejor comprensión en nuestra muestra (por ejemplo, celular en vez de móvil). Se incluyen ítems como «Me resulta difícil apagar mi celular» y «Mis amigos y familia se quejan porque uso mucho el celular». La consistencia interna del instrumento en el presente estudio fue de ?=.89, por lo que se considera confiable por tener una consistencia alta. Para medir el uso de la computadora y dispositivos móviles, se incluyeron 2 ítems con referencia a la frecuencia de uso de las redes sociales. Fueron medidos en escala Likert con un rango de 5 puntos, que van desde «nunca» a «siempre». Se invitó a estudiantes a participar en la encuesta con una previa autorización de algunas universidades públicas y privadas de Nuevo León. El cuestionario fue administrado a través de una plataforma en línea. Se explicaron los objetivos generales del estudio, se les mostró la plataforma y se dio instrucciones sobre cómo acceder y responder a la encuesta. La primera página obtuvo el consentimiento informado, permitiendo a los participantes aceptar y responder a la encuesta. Para finalizar se debían responder a todas las preguntas. La investigación fue aprobada por el comité de ética doctoral. El anonimato de sus respuestas estuvo garantizado. Con el fin de analizar la relación entre la conducta adictiva a redes sociales y el uso problemático del móvil, se analizaron algunas de las propiedades psicométricas de ambas escalas de medición. Los instrumentos reportaron consistencias internas altas: ARS con ?=.94 y MPPUS con ?=.89. Se realizaron los análisis descriptivos de las puntuaciones totales de las escalas, reportando una puntuación un poco por debajo de la puntuación intermedia, según sus respectivos rangos. Con respecto a la frecuencia del uso de los dispositivos, el uso de móvil promedió una puntuación alta, mientras que el de computadora reportó una puntuación intermedia. Se realizó la prueba de normalidad mediante el análisis de Kolmogorov-Smirnov. Al reportar significación en todas las variables a medir, se concluyó que las distribuciones no se ajustaron a una curva normal. Respecto a la asimetría de la distribución, el promedio del cuestionario ARS, MPPUS y la frecuencia del uso de computadora reportó una asimetría positiva mientras que la frecuencia del uso del teléfono móvil reportó una asimetría negativa